¿Y por qué no? Si en las anteriores reflexiones hablaba del alcalce global de internet , podríamos hacer el símil de un virus tipo gripe A, o el virus zombi (friki que es uno, oiga). Realizando las actividades del tema 3 y el tema 5 usé Moodle para hacer un curso de supervivencia zombi, la temática en ese caso es banal, pues importaba más el método que el contenido, pero me vale el ejemplo para hacer una nueva reflexión.
Supongamos que pudiera usarse el e-learning para hacer un curso útil para sobrevivir a un apocalipsis zombi, ¿por qué no podría servirnos para prevenir algunos problemas mundiales? En el mundo actual el flujo migratorio humano es grandísimo y encontramos gente de distintas nacionalidades en todas partes del mundo, entrar en cuestiones acerca de la convivencia y de los conflictos que produce eventualmente la multiculturalidad es objeto de otro debate, correspondería aquí centrarnos en el potencial que encierran los gestores de aprendizaje al respecto.
Hablamos de cómo las redes sociales conectan a personas de todo el mundo, se comunican en función de intereses comunes a través de foros, etc. Ahora, además, con la normalización del e-learning cabe la posibilidad de aprender juntos. Los canales de aprendizaje se van estandarizando, los ordenadores se encargan de ello, a través del aprendizaje on-line también, con el tiempo, los contenidos de aprendizaje dirigido se irán homogeniezando también, al mismo tiempo que avanza la famosa globalización; la lengua vehicular parece que será el inglés, aunque el castellano tiene también un número enorme de hablantes.
¿Qué nos lleva a pensar todo esto? Pues que poco a poco, de un modo informal primero, a través del e-learning después, se va educando para una ciudadanía global. La educación para la paz es parte del curriculum (oculto, la mayoría de las veces) y se basa, sobre todo, en el conocimiento del otro. Actualmente, el grueso del profesorado sigue compartiendo por inercia las visiones dominantes del modelo educativo tradicional: se transmite conocimiento para seleccionar y preparar, según la selección llevada a cabo, los diferentes elementos que compondrán los diversos escalones del sistema productivo. Esto choca frontalmente con una realidad más allá del recinto escolar en la que los alumnos tienen a mano una cantidad ingente de información y de posibilidades de compartirla. Los intereses y los pensamientos de los alumnos se van volviendo más comunes, poco a poco, pues el acceso a un tipo de información con un tipo de canal es cada vez más común. Y, avisan los sociólogos, avanzamos peligrosamente hacia un modelo de pensamiento único.
Ahora bien, desde hace algunos años, algunas instituciones, a un nivel bastante tímido todavía, han venido usando la interacción entre alumnos de distintos lugares persiguiendo un bien común, conozco al caso de Intermón Oxfam y su proyecto Conectando Mundos de educación para la paz. A mí me parece que hay grandes posibilidades al respecto, aunque sea una utopía, pues el e-learning brinda la posibilidad de que estudiantes de todos los lugares del mundo estudien juntos contenidos que ya son comunes a través de canales que nos son familiares y, diría necesarios hoy día.
Una de las funciones de la escuela ha sido la socialización, aprender a convivir con los otros. Si usáramos las plataformas e-learning para hacer coincidir el aprendizaje de alumnos separados geográficamente pero cercanos en cuanto a intereses e inquietudes ¿existiría un nivel más amplio de socialización? Quizá compartiendo desde niños impresiones y elementos culturales alejados, ¿podría cambiarse el pensamiento único por el pensamiento global?
Son ideas que todavía se antojan a microescala, pues las condiciones económicas, horarias y aún ideológicas lo dificultan, aunque no lo imposibiliten.
De momento Moodle es cada vez más universal, es totalmente abierto, compartido, políglota, social. Si en la actividad yo usaba Moodle para prevenir al mundo contra los muertos vivientes, ¿por qué no podría Moodle educar para la ciudadanía global?
Creo que por ahí irán los tiros, más pronto que tarde.
Supongamos que pudiera usarse el e-learning para hacer un curso útil para sobrevivir a un apocalipsis zombi, ¿por qué no podría servirnos para prevenir algunos problemas mundiales? En el mundo actual el flujo migratorio humano es grandísimo y encontramos gente de distintas nacionalidades en todas partes del mundo, entrar en cuestiones acerca de la convivencia y de los conflictos que produce eventualmente la multiculturalidad es objeto de otro debate, correspondería aquí centrarnos en el potencial que encierran los gestores de aprendizaje al respecto.
Hablamos de cómo las redes sociales conectan a personas de todo el mundo, se comunican en función de intereses comunes a través de foros, etc. Ahora, además, con la normalización del e-learning cabe la posibilidad de aprender juntos. Los canales de aprendizaje se van estandarizando, los ordenadores se encargan de ello, a través del aprendizaje on-line también, con el tiempo, los contenidos de aprendizaje dirigido se irán homogeniezando también, al mismo tiempo que avanza la famosa globalización; la lengua vehicular parece que será el inglés, aunque el castellano tiene también un número enorme de hablantes.
¿Qué nos lleva a pensar todo esto? Pues que poco a poco, de un modo informal primero, a través del e-learning después, se va educando para una ciudadanía global. La educación para la paz es parte del curriculum (oculto, la mayoría de las veces) y se basa, sobre todo, en el conocimiento del otro. Actualmente, el grueso del profesorado sigue compartiendo por inercia las visiones dominantes del modelo educativo tradicional: se transmite conocimiento para seleccionar y preparar, según la selección llevada a cabo, los diferentes elementos que compondrán los diversos escalones del sistema productivo. Esto choca frontalmente con una realidad más allá del recinto escolar en la que los alumnos tienen a mano una cantidad ingente de información y de posibilidades de compartirla. Los intereses y los pensamientos de los alumnos se van volviendo más comunes, poco a poco, pues el acceso a un tipo de información con un tipo de canal es cada vez más común. Y, avisan los sociólogos, avanzamos peligrosamente hacia un modelo de pensamiento único.
Ahora bien, desde hace algunos años, algunas instituciones, a un nivel bastante tímido todavía, han venido usando la interacción entre alumnos de distintos lugares persiguiendo un bien común, conozco al caso de Intermón Oxfam y su proyecto Conectando Mundos de educación para la paz. A mí me parece que hay grandes posibilidades al respecto, aunque sea una utopía, pues el e-learning brinda la posibilidad de que estudiantes de todos los lugares del mundo estudien juntos contenidos que ya son comunes a través de canales que nos son familiares y, diría necesarios hoy día.
Una de las funciones de la escuela ha sido la socialización, aprender a convivir con los otros. Si usáramos las plataformas e-learning para hacer coincidir el aprendizaje de alumnos separados geográficamente pero cercanos en cuanto a intereses e inquietudes ¿existiría un nivel más amplio de socialización? Quizá compartiendo desde niños impresiones y elementos culturales alejados, ¿podría cambiarse el pensamiento único por el pensamiento global?
Son ideas que todavía se antojan a microescala, pues las condiciones económicas, horarias y aún ideológicas lo dificultan, aunque no lo imposibiliten.
De momento Moodle es cada vez más universal, es totalmente abierto, compartido, políglota, social. Si en la actividad yo usaba Moodle para prevenir al mundo contra los muertos vivientes, ¿por qué no podría Moodle educar para la ciudadanía global?
Creo que por ahí irán los tiros, más pronto que tarde.
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