Ahora que he podido probar un poco las ventajas y carencias que ofrecen los diferentes gestores de aprendizaje que hemos visto en la asignatura (Moodle, LAMS, Dokeos, Sakai y Claroline) la posibilidad de poder organizar el Learning Path o Flujo de Aprendizaje se ha convertido en condición necesaria.
Para un alumno, enfrentarse a un conjunto de recursos sin un orden preestablecido o una ruta que seguir supone desorientación e inseguridad. Además, el profesor o tutor debe hacer un seguimiento constante del alumno de forma que haga un avance adecuado y que no surjan frenos al estudio debido a dudas de manejo del gestor. En todo este proceso de adaptación se pierde el enfoque y objetivos principales que son la formación y adquisición de conocimientos y capacidades, quedando relegadas a un inmerecido segundo plano.
A pesar de que tanto Moodle como Dokeos y, de forma más discreta, Claroline ofrecen opciones para crear un flujo de aprendizaje, en mi opinión, LAMS se lleva el primer premio. Tanto el Entorno como el Flujo son totalmente configurables según las necesidades de formación. Cuenta con gran variedad de recursos y el resultado es bastante satisfactorio. Además, favorece el aprendizaje personalizado y adaptativo gracias a la creación de condiciones en las transiciones de un recurso a otro.
Con LAMS conseguimos que el gestor se adapte a las características de la acción formativa y necesidades de los alumnos y profesores, no al revés.
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