¿Estaremos dispuestos a aplicar y desarrollar todas las ventajas que la variada y desbordante cantidad de herramientas de comunicación y colaboración nos ofrecen? ¿Nos creeremos de verdad que estamos en época de cambio, y que tenemos que prepararnos para afrontarlo, para aprovecharlo? ¿La educación pasará a asumir el papel que le corresponde?
En Finlandia, país que encabeza reiteradamente en cada informe Pisa el ranking de resultados en educación, los maestros y maestras son reconocidos socialmente de manera similar a como en España se reconocen otras profesiones como la médica, por ejemplo. Sólo el 15% de solicitudes de matrícula en las universidades dedicadas a formar educadores son atendidas, con una estricta selección. Una vez convertidos en profesionales, para lo que no se basan en el estudio en aula, sino que los aspirantes a educadores en seguida pasan a practicar en escuelas reales, los controles y la supervisión es mínima, y la libertad para diseñar los programas grande. No se segrega al alumnado por niveles de capacidad o inteligencia, sino que se enseña a los más avanzados y/o de más edad a ayudar en el desarrollo de sus compañeros y compañeras. Lo que importa no es la competencia, sino el conocimiento y aprendizaje colectivo.
¿Nuestra sociedad está preparada para facilitar a jóvenes y adultos el desarrollo de las habilidades necesarias para crear y hacer crecer organizaciones abiertas? Proactividad, espíritu crítico, colaboración, esfuerzo, pensamiento adaptativo, inteligencia emocional, inteligencia social.
En nuestras manos está. Todo un desafío.
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